La cicatrización puede ser por primera intención, cuando los márgenes de la herida están perfectamente afrontados, o por segunda intención, cuando entre los bordes de la herida hay un espacio vacío o una pérdida de sustancia.
Fases de la cicatrización
El proceso de cicatrización se lleva a cabo en tres fases:
1) Inflamación (entre 0 y 3 días): corresponde con la reacción de defensa del organismo y en esta fase se produce la limpieza de la herida y el cierre temporal por el coágulo de sangre.
2) Proliferación (desde 3 hasta 24 días): en esta fase proliferan las células de los diversos componentes del tejido que dará lugar al llenado de la pérdida de sustancia por un tejido llamado de “granulación”, a la contracción de la herida y a la restauración de la continuidad del epitelio con el cierre de la herida.
3) Maduración (desde los 6-10 días hasta 12-24 meses después): comienza después del cierre de la herida. Después de una reducción gradual del componente celular, la atrofia de los vasos y la sustitución por tejido fibroso, se desarrolla la formación de la cicatriz definitiva, a través de una serie de fenómenos que tienen una progresión lenta, a veces prolongada durante varios meses o unos años. Corresponde con la remodelación de la cicatriz que pierde su color rojo y toma la apariencia definitiva blanquecina y lisa.
Obstáculos en la cicatrización
Hay algunos factores que pueden dificultar la cicatrización y pueden ser locales o sistémicos. Entre los factores locales es importante el tipo de lesión (por ejemplo, una incisión bisturí cura mejor que una herida contusa), la presencia de hematoma, el insuficiente aporte de sangre (que puede ser causado también por la vasoconstricción debida al fumo de tabaco), infecciones u obstáculos mecánicos. Los factores sistémicos resultan del estado de salud general en que se encuentra el organismo, tales como la edad, el estado nutricional, la ingesta de fármacos inmunosupresores, enfermedades crónicas (diabetes, enfermedades vasculares, etc).