Sin embargo la intervención más realizada en las mujeres jóvenes es la mamoplastia de aumento con prótesis, aunque menos están dispuestas a admitirlo. Incluso las celebridades intentan abiertamente esquivar las preguntas acerca de si han pasado o no por el quirófano para mejorar lo que la naturaleza les ha dado.

La decisión de someterse o no a una cirugía de mama es muy personal aunque posiblemente los familiares pueden estar implicados en ella. Hay muchas razones por las que las mujeres se someten estos procedimientos, y parece haber una tendencia a operarse cada vez a una edad más temprana. En Estados Unidos estiman que alrededor del 20% -30% de las intervenciones se realizan en mujeres de entorno a los 20 años.

REDUCCIÓN DE MAMAS

La cirugía de reducción de pecho, senos o mamas en chicas jóvenes es todavía relativamente rara, aunque de todas las intervenciones de cirugía plástica, esta es una que realmente puede afectar su calidad de vida positivamente, tanto física como emocionalmente.

Las señales de que una mujer podría beneficiarse de una reducción de mamas incluyen la incisura en los hombros por los tirantes del sujetador que se clavan en la piel, la necesidad de llevar múltiples sujetadores de apoyo, el dolor de espalda y el encontrarse limitada en las actividades físicas. El acoso y la intimidación debidos al tamaño de los senos son también fenómenos tristemente frecuentes.

Se pueden realizar intervenciones de reducción de mamas en mujeres menores de 18 (algo que no es aconsejable para el aumento) si estamos seguros de que el desarrollo de la mujer haya terminado. En general, los senos dejan de crecer alrededor de los 16 años, pero el completo desarrollo podría no haber acabado hasta los 21. El tamaño también varía a lo largo de vida a medida de que una mujer adquiera o pierda peso, se quede embarazada o padezca alguna enfermedad.

Hay diferentes opciones de tratamiento. Si no es necesario reducir demasiado el tamaño del pecho y si la paciente está preocupada por las cicatrices, es posible efectuar una reducción a través de una cicatriz alrededor de la areola. Pero si necesitamos disminuir más el volumen, podrían hacer falta una cicatriz vertical desde la areola hasta el surco submamario y, si el volumen a reducir fuese aún mayor, también una cicatriz a lo largo del surco. Cualquier intervención deja unas cicatrices por el resto de la vida, que pueden ser más o menos visibles dependiendo de la evolución de cada paciente. Además, es importante advertir a las pacientes que las mamas no son hermanas gemelas: toda mujer tiene cierto grado de asimetría y aunque se someta a cirugía quedará, hasta cierto punto, asimétrica incluso después de la intervención. Existe también el riesgo que la cirugía pueda disminuir la sensibilidad del pezón o pueda causar la pérdida de un pezón (rarísimo!) si el flujo de sangre se viera comprometido.

La recuperación tras la cirugía de reducción de mamas puede necesitar varias semanas y requiere llevar un sujetador especial. Para poder ver el resultado final hacen falta algunos meses, pero es una intervención que, si la indicación es correcta, suele ser muy agradecida y aportar cambios positivos en la vida: la posibilidad de hacer actividad física más cómodamente, menos dolores de espalda, verse más delgada, etc…